Agua

 

Frecuentemente se piensa en la gestión del agua como un problema de “cantidad”, es decir, en términos de abastecimiento, contemplando el agua como un recurso renovable que se evapora mediante la energía solar y cae otra vez en forma de lluvia. Pero los diversos usos del agua merecen una atenta reflexión: el agua no debe medirse solamente en cantidad, sino también en calidad.
El mayor uso de agua dulce en el mundo está asociado al riego de diferentes cultivos, seguido de otros usos entre los que hay que destacar el abastecimiento a la población, la industria y el turismo.

La escasez de agua en muchas ocasiones está asociada a la falta de una gestión sostenible de las fuentes y cuencas hidrográficas, combinada con una falta de inversión en la infraestructura básica para el suministro de agua potable. Se prevé que con la intensificación del cambio climático y de los procesos de sequía, la escasez y crisis del recurso se agudizarán.

El deterioro de la calidad de las aguas superficiales y subterráneas es otro de los graves problemas a enfrentar. Este deterioro es debido a múltiples factores, como el uso inadecuado de la tierra, la contaminación de las áreas de recarga de los acuíferos, el monocultivo o el mal uso de agroquímicos tóxicos y peligrosos. La ingesta de agua no potable genera variados y serios problemas de salud, que afectan con mayor frecuencia e intensidad a la población infantil.

Aquí puedes encontrar información sobre algunos conflictos que hemos analizado:



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